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Cuba seguirá defendiendo las ideas por las que nuestro pueblo ha asumido los mayores sacrificios y riesgos (+Video)


Documento completo: Discurso Raul en Panama

US & Canada

Scenes from a warming Cuba-US relationship

Jon Sopel North America editor

  • 9 April 2015
  • From the section US & Canada
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Media caption Jon Sopel reports from Havana on Cuban reaction to growing relations between Cuba and the US

It’s not long after you leave Havana Airport that you realise why an improvement in relations between Cuba and the US is so important.

There, at the end of the road going away from the terminal, is a giant poster, the colours somewhat faded, showing a picture of Fidel Castro on one side and the now dead Venezuelan leader, Hugo Chavez, on the other. They are brothers, it declares.

And they were. Cuba’s economy was kept afloat on Venezuelan oil. Before Venezuela it was Soviet aid that helped keep Cuba going.

A billboard reads: «True Example of Brotherhood»

But now that the oil price has collapsed and the Venezuelan economy is spinning out of control, a rapprochement with Cuba’s giant of a northern neighbour could not come at a better time.

Yes, it was a major jump when the two presidents set out a new course for their countries last December. But there is a long way to go.

The 1950s-built US embassy on the waterfront still stands empty – although an eagle eyed journalist did spot the flagpole being repainted the other day, a harbinger of things to come, perhaps.

The US Interest Office lies in wait, soon to possibly be converted into an embassy

Castro and Obama are scheduled to meet at the Americas conference at the weekend in Panama – the first official meeting between a sitting US president and his Cuban counterpart since the Batista government was overthrown.

And expectation is growing that Cuba will soon be taken off the «state sponsor of terrorism» list that the US State Department compiles.

Travel has already been made a bit easier for Americans wanting to visit – though the hoops that you have to go through will likely deter the casual American traveller. And the big prize, of course, is trade. When will the embargo on Cuban goods be lifted?

Once those obstacles to normalisation (such an ugly word) are removed then the potential is enormous.

We went to one of the most amazing factories I have ever visited.

In pre-revolutionary times it was a splendid, colonial palace on Havana’s most prestigious tree lined road – all white stucco and marble columns.

But Castro gave it to the country’s cigar producers. And in every room sit rows of men and women, lovingly hand rolling every cigar that are exported around the world.

Habanos Cigars is a private company – but in the room where the final bits of quality control are carried out there is a huge portrait of Che Guevara looking down on the workers. A global prestige product with a whiff of revolution.

The US market is thought to be worth around $3bn. But for the last half century, Cuba has been shut out from it.

Just imagine the potential for growth in sales once America opens up. Cuban rum manufacturers are eyeing up similar opportunities.

And in the other direction, you can be sure that American corporations will be looking at the opportunities to invest in Cuba – whether it be hotel groups or fast food chains.

There will be no shortage of American car dealers wanting to buy up all the wonderful 1950s American cars that still fill the streets of Havana.

When the trade ban came, Cubans had to keep these cars on the road because they couldn’t buy new ones. Now these gas guzzling, chrome lined, finned and winged monsters are total collectors items.

You just look at Cuba’s crumbling infrastructure and you see the need for investment.

But here’s the thing, and the challenge for the country’s ageing political elite.

How to exploit economic opportunities while keeping Cuba the distinctive, raucous, friendly and exuberant place it is today.

 

Fidel Castro reformador social

Cuba es uná­nimemente reconocida por su sistema de protección social y sus resultados excepcionales en los campos de la educación, la sa­lud, la ciencia, la cultura y el deporte

Autor: Salim Lamrani* | internet@granma.cu

10 de abril de 2015 00:04:07

Foto: Juvenal Balán

El hijo espiritual de José Martí se ha ubicado del lado de los humildes y de los humillados.

El líder de la Revolución Cubana también es percibido como el portavoz de los sin voz en busca de justicia social y de una repartición equitativa de las riquezas. Cuba es uná­nimemente reconocida por su sistema de protección social y sus resultados excepcionales en los campos de la educación, la sa­lud, la ciencia, la cultura y el deporte. Al dar la prioridad a los más desheredados, Fidel Castro ha creado la sociedad más igualitaria del continente latinoamericano y del Tercer Mundo.

Las cifras son elocuentes. En cuanto a la educación, la tasa de analfabetismo en Amé­rica Latina es de un 11,7 % y de un 0,2 % en Cuba. La tasa de escolarización en la enseña­za primaria (hasta los 11 años) es de un 92 % en el continente latinoamericano y de un 100 % en el archipiélago del Caribe. La tasa de escolarización en la enseñanza secundaria (hasta los 14 años) es de un 52 % en América Latina y de un 99,7 % en Cuba. Cerca del 76 % de los niños latinoamericanos alcanzan el nivel del colegio y esta cifra es del 100 % para los alumnos cubanos.  El Consejo Económico y Social de la Unión Europea reconoce que “estas cifras son excepcionales entre los países en desarrollo”.

El Departamento de Educación de la UNESCO señala que Cuba dispone de la tasa de analfabetismo más baja y de la tasa de es­colarización más alta del continente. Según este organismo un alumno cubano tiene el doble de conocimientos que un niño latinoamericano. Agrega que “Cuba, aunque es uno de los países más pobres de América Lati­na, dispone de los mejores resultados en cuanto a la educación básica” porque “la educación ha sido la prioridad más importante en Cuba”.

La UNESCO subraya que Cuba ocupa el decimosexto puesto mundial —el primero del continente americano— en el Índice de Desarrollo de la Educación para todos (IDE), que evalúa la enseñanza primaria universal, la alfabetización de los adultos, la paridad y la igualdad entre los sexos, así como la calidad de la educación. A título de comparación, Estados Unidos está en el puesto 25.  El organismo informa también de que Cuba es la nación de todo el mundo que dedica más parte de su presupuesto a la educación, con cerca del 13 % del PIB. Este porcentaje es del 7,3 % en Estados Unidos, 6,7 % en Suecia, 6,4 en Finlandia, 6,3 en Francia, 6,2 en Holanda, 6 % en el Reino Unido y Australia, 5,6 % en Espa­ña, 5,3 % en Alemania, 5,2 % en Japón y 4,9 % en Italia.

Algunos indicadores permiten evaluar la excelencia del sistema de salud en Cuba. Así, la tasa de mortalidad infantil es de un 32 por mil en América Latina y de un 4,6 por mil en Cuba, la más baja del continente, desde Canadá hasta Argentina. La esperanza de vida es de 70 años para los latinoamericanos y de 78 años para los cubanos. Según la Organización Mundial de la Salud, Cuba es uno de los países que cuentan con el más alto número de centenarios con respecto a su po­blación. El número de médicos por 100 000 habitantes es de 160 en América Latina y de 590 en Cuba.  Cuba es la nación que dispone de más médicos por habitante de todo el mundo.

La American Association for World Health, cuyo presidente de honor es James Carter, señala que el sistema de salud de Cuba es “considerado de modo uniforme como el mo­delo preeminente para el Tercer Mundo”. Según la American Public Health Asso­cia­tion, “no hay barreras raciales que impidan el acceso a la salud” y enfatiza “el ejemplo ofrecido por Cuba, un país con la voluntad­ política de brindar una buena atención médica a todos sus ciudadanos”.

Según el New England Journal of Mede­cine, la más prestigiosa revista médica del mundo, “el sistema de salud cubano parece irreal. Hay demasiados doctores. Todo el mundo tiene un médico de familia. Todo es gratis, totalmente gratis […]. A pesar de que Cuba dispone de recursos limitados, su sistema de salud ha resuelto problemas que el nuestro [el de Estados Unidos] todavía no ha logrado resolver”. El NEJM agrega que “Cuba dispone del doble de médicos por habitante que Estados Unidos”.

Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en la última década Cuba es el único país de América Latina y del Tercer Mundo que se encuentra entre las primeras diez naciones con el mejor índice de desarrollo humano sobre los tres criterios “esperanza de vida, educación y nivel de vida”.

Según la Organización Mundial de la Sa­lud, Cuba es un modelo para los países en vías de desarrollo en cuanto a la atención mé­dica brindada a las madres y a los niños. La UNICEF enfatiza que “Cuba es un ejemplo­ en la protección de la infancia”. Según Juan José Ortiz, representante de la UNICEF en La Habana, “la desnutrición  severa no existe en Cuba […]. Aquí no hay ningún niño en las calles. En Cuba los niños siempre son una prioridad y por ello no sufren las carencias que afectan a millones de niños en América Latina que trabajan, que son explotados o que se encuentran en las redes de prostitución”. Según él, Cuba es un “paraíso de la in­fancia en Amé­rica Latina”. La UNICEF señala que Cuba es el único país de América Latina y del Tercer Mundo que ha erradicado la desnutrición infantil.

La Organización no Gubernamental Save the Children coloca a Cuba en el primer puesto de los países en desarrollo en las condiciones brindadas a las madres, delante de Ar­gen­tina, Israel o Corea del Sur. En ese estudio se tuvieron en cuenta varios criterios como el sistema de salud y educación, o sea la asistencia por personal cualificado durante el parto, la difusión de los métodos anticonceptivos y el nivel de educación de las mujeres y niños. También se tomó en consideración la igualdad política y económica entre hombres y mujeres, o sea la participación de las mujeres en la vida política y la igualdad salarial.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) califica el sistema de seguridad social cubano de “milagro”, dada la protección que brinda a los trabajadores y la tasa de desempleo muy baja (1,9%). Según la OIT, en América Latina el 11% de las personas sin trabajo y cerca del 65 % de los habitantes no tienen acceso a la seguridad social. En Améri­­ca Latina una de las grandes paradojas reside en el hecho de que 25 millones de ni­ños están obligados a trabajar mientras que 19,5 mi­llones de adultos se encuentran sin tra­bajo.

Al ubicar al ser humano en el centro del proyecto de la sociedad nueva, Fidel Castro ha demostrado al mundo que es posible, a pesar de recursos muy limitados y un estado de sitio económico que impone Estados Uni­dos, ofrecer a todos los ciudadanos un sistema de protección social similar al de las na­ciones más ricas.

*Doctor en Estudios Ibéricos y Latino­a­me­ri­canos de la Universidad Paris Sorbo­nne-Paris IV. Es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos (Tomado de Rebelión).

 

 

 

 

 

Cuba seguirá defendiendo las ideas por las que nuestro pueblo ha asumido los mayores sacrificios y riesgos (+Video)

El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros agradeció la solidaridad de todos los países de la América Latina y el Caribe que hizo posible que Cuba participara en pie de igualdad en este foro hemisférico, y al Presidente de la República de Panamá por la invitación y por los minutos concedidos

Autor: Raúl Castro Ruz | internet@granma.cu

11 de abril de 2015 13:04:56

Foto: cumbredelasamericas.pa

(Versiones Taquigráficas-Consejo de Esta­do)

Ya era hora de que yo hablara aquí a nombre de Cuba.

Me informaron al principio que podría ha­cer un discurso de ocho minutos; aunque hice un gran esfuerzo, junto con mi Canciller, de reducirlo a ocho minutos, y como me deben seis cumbres de las que nos excluyeron, 6 por 8, 48 (Risas y aplausos),  le pedí permiso al presidente Varela unos instantes antes de entrar a este magnífico salón, para que me cedieran unos minutos más, sobre todo después de tantos discursos interesantes que es­tamos escuchando, y no me refiero solo al del presidente Obama, sino también al del presidente ecuatoriano, Rafael Correa, a la presidenta Dilma Rousseff y otros.

Sin más preámbulos, comenzaré.

Excelentísimo Señor Juan Carlos Varela, Presidente de la República de Panamá;
Presidentas y Presidentes:

Primeras y Primeros Ministros;

Distinguidos invitados:

En primer lugar, expreso nuestra solidaridad con la presidenta Bachelet y el pueblo de Chile, por los desastres naturales que han es­tado padeciendo.

Agradezco la solidaridad de todos los países de la América Latina y el Caribe que hizo posible que Cuba participara en pie de igualdad en este foro hemisférico, y al Presidente de la República de Panamá por la invitación que tan amablemente nos cursara. Traigo un fraterno abrazo al pueblo panameño y a los de todas las naciones aquí representadas.

Cuando los días 2 y 3 de diciembre de 2011 se creó la Comunidad de Estados Lati­noame­ricanos y Caribeños (CELAC), en Caracas, se inauguró una nueva etapa en la historia de Nuestra América, que hizo patente su bien ganado derecho a vivir en paz y a desarrollarse como decidan libremente sus pueblos, y se trazó para el futuro un camino de desarrollo e integración, basada en la cooperación, la solidaridad y la voluntad común de preservar la independencia, soberanía e identidad.

El ideal de Simón Bolívar de crear una “gran Patria Americana” inspiró verdaderas epopeyas independentistas.

En 1800 se pensó en agregar a Cuba a la Unión del Norte como el límite sur del extenso imperio. En el siglo XIX, surgieron la Doc­trina del Destino Manifiesto con el propósito de do­minar las Américas y al mundo, y la idea de la Fruta Madura para la gravitación inevitable de Cuba hacia la Unión norteamericana, que desdeñaba el nacimiento y desarrollo de un pensamiento propio y emancipador.

Después, mediante guerras, conquistas e in­tervenciones, esta fuerza expansionista y he­gemónica despojó de territorios a Nuestra América y se extendió hasta el Río Bravo.

Luego de largas luchas que se frustraron, José Martí organizó la “guerra necesaria” de 1895 —la Gran Guerra, como fue llamada también, empezó en 1868— y creó el Partido Revolucionario Cubano para conducirla y fundar una República “con todos y para el bien de todos” que se propuso alcanzar “la dignidad plena del hombre”.

Al definir con certeza y anticipación los rasgos de su época, Martí se consagra al deber “de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América” —fueron sus palabras textuales.

Nuestra América es para él la del criollo, del indio, la del negro y del mulato, la América mestiza y trabajadora que tenía que hacer causa común con los oprimidos y saqueados. Ahora, más allá de la geografía, este es un ideal que comienza a hacerse realidad.

Hace 117 años, el 11 de abril de 1898, el en­tonces Presidente de los Estados Unidos solicitó al Congreso autorización para intervenir militarmente en la guerra de independencia que por cerca de 30 años libraba Cuba en esos momentos, ya ganada prácticamente al precio de ríos de sangre cubana, y este —el Congreso americano— emitió su engañosa Resolución Conjunta, que reconocía la independencia de la isla “de hecho y de derecho”. Entraron como aliados y se apoderaron del país como ocupantes.

Se impuso a Cuba un apéndice a su Cons­titución, la Enmienda Platt —conocida así por el nombre del senador que la propuso—, que la despojó de su soberanía, autorizaba al poderoso vecino a intervenir en los asuntos internos y dio origen a la Base Naval de Guantánamo, la cual todavía usurpa parte de nuestro territorio. En ese periodo se incrementó la invasión del capital norteño, posteriormente hubo dos intervenciones militares y el apoyo a crueles dictaduras.

Cuando los cubanos, al comienzo del siglo XX, hicieron su proyecto de Constitución y se la presentaron al gobernador, autonombrado por su país, un general norteamericano, este les contestó que ahí faltaba algo, y al preguntar los cubanos constituyentistas, les respondió: Esta enmienda que presenta el senador Platt, que da derecho a intervenir en Cuba cada vez que sea considerado por los Estados Unidos.
Hicieron uso de ese derecho; por supuesto, los cubanos lo rechazaron y la respuesta fue:  Muy bien, nos quedaremos aquí. Eso se man­tuvo hasta 1934.

Hubo dos intervenciones militares, además, y el apoyo a crueles dictaduras en ese periodo mencionado.

Predominó hacia América Latina la “política de las cañoneras” y luego del “Buen Ve­cino”. Sucesivas intervenciones derrocaron gobiernos democráticos e instalaron terribles dictaduras en 20 países, 12 de ellas de forma simultánea. ¿Quién de nosotros no recuerda esa etapa bastante reciente de dictaduras por todas partes, fundamentalmente en Suda­mérica, que asesinaron a cientos de miles de personas?  El Presidente Salvador Allende nos legó un ejemplo imperecedero.

Hace exactamente 13 años, se produjo el golpe de Estado contra el entrañable Pre­si­dente Hugo Chávez Frías que el pueblo derrotó. Después vino, casi inmediatamente, el cos­toso golpe petrolero.

El 1ro. de enero de 1959, 60 años después de la entrada de los soldados norteamericanos en La Habana, triunfó la Revolución Cubana, y el Ejército Rebelde, comandado por el Co­mandante Fidel Castro Ruz, llegó a la capital, el mismo día, exactamente 60 años después.  Esas son las  incomprensibles ironías de la historia. El pueblo cubano, a muy alto precio, iniciaba el pleno ejercicio de su soberanía. Fueron seis décadas de dominación absoluta.

El 6 de abril de 1960 —apenas un año después del triunfo—, el subsecretario de Estado Lester Mallory escribió en un perverso me­morando —y no encuentro otro calificativo que darle. Este memorando fue desclasificado decenas de años después—, cito algunos párrafos:  “(…)  la mayoría de los cubanos apoya a Castro… No hay una oposición política efectiva. El único medio previsible para restarle apoyo interno es a través del desencanto y el desaliento basados en la insatisfacción y las penurias económicas (…), debilitar la vida económica (…) y privar a Cuba de dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”. Fin de la cita. El 77 % de la población cubana nació bajo los rigores que impone el bloqueo, más terribles de lo que se imaginan, incluso, muchos cubanos, pero nuestras convicciones patrióticas prevalecieron, la agresión aumentó la resistencia y aceleró el proceso revolucionario. Eso sucede cuando se hostiga al proceso revolucionario natural de los pueblos. El hostigamiento trae más revolución, la historia lo demuestra y no solo en el caso de nuestro continente o de Cuba.

El bloqueo no empezó cuando lo firmó el presidente Kennedy en 1962, que después haré una breve referencia a él por una iniciativa positiva de ponerse en contacto con el Jefe de nuestra Revolución para comenzar lo que ahora estamos empezando el presidente Oba­­­ma y yo; casi simultáneamente llegó la noticia de su asesinato, cuando se recibía un mensaje suyo.

Es decir que la agresión aumentó.  Fue en el año 1961 la agresión a Playa Girón, una invasión mercenaria, apadrinada y organizada por Estados Unidos. Seis años de guerra contra grupos armados que en dos ocasiones abarcaron todo el país. No teníamos ni un radar, y aviación clandestina —no se sabe de dónde salió—, arrojando armamento en pa­racaídas. Miles de vidas nos costó ese proceso; el costo económico no hemos logrado llevarlo con exactitud. Fue en enero de 1965 cuando concluyó, y lo comenzaron a apoyar a fines de 1959, unos 10 u 11 meses después del triunfo de la Revolución, cuando no habíamos declarado todavía el socialismo, que se declaró en 1961, en el entierro de las víctimas de los bombardeos a los aeropuertos el día antes de la invasión. Al día siguiente nuestro pequeño ejército en aquel momento y todo nuestro pueblo fue a combatir esa agresión y cumplió la orden del Jefe de la Revolución de destruirla antes de las 72 horas.  Porque si llegan a consolidarse ahí en el lugar del desembarco, que estaba protegido por la más grande ciénaga del Caribe isleño, hubieran trasladado un gobierno ya constituido —con Pri­mer Ministro y el nombramiento de los de­más ministros—, que estaba en una base mi­litar norteamericana en la Florida.  Si llegan a consolidar la posición que ocuparon inicialmente, trasladar ese gobierno a Playa Girón era fácil. E inmediatamente la OEA, que ya nos había sancionado por proclamar ideas ajenas al continente, le hubiera dado su reconocimiento. El gobierno constituido en Cuba, basificado en un pedacito de tierra, hubiera pedido ayuda a la OEA y esa ayuda estaba sobre barcos de guerra norteamericanos a tres millas de la costa, que era el límite que entonces existía de las aguas territoriales, que como ustedes conocen ahora son 12.

Y la Revolución se siguió fortaleciendo, ra­dicalizándose. Lo otro era renunciar. ¿Qué hubiera pasado? ¿Qué hubiera pasado en Cuba? ¿Cuántos cientos de miles de cubanos hubieran muerto?, porque ya teníamos cientos de miles de armamentos ligeros; habíamos recibido los primeros tanques que no sabíamos ni manejar bien. La artillería, sabíamos tirar cañonazos, pero no conocíamos dónde iban a dar; lo que unos milicianos aprendían por la mañana, tenían que enseñárselos a los otros por la tarde.

Pero hubo mucho valor, había que ir por un solo itinerario, porque era una ciénaga por donde las tropas no se podían desplegar, ni transitar los tanques o vehículos pesados.  Tuvimos más bajas que los atacantes.  Por eso se cumplió la orden de Fidel:  liquidarlos antes de las 72 horas.

Y esa misma flota americana fue la que acompañó a esa expedición desde Cen­tro­amé­rica, y estaba ahí, desde la costa se veían, a solo tres millas algunos de sus barcos.

¿Cuánto costó a Guatemala la invasión fa­mosa en 1954?, que recuerdo bien porque estaba preso en el presidio de Isla de la Juventud —o de Pinos, llamada así entonces—, por el ataque al cuartel Moncada un año antes. ¿Cuántos cientos de miles de in­dios mayas, aborígenes y otros ciudadanos guatemaltecos perecieron en todo un largo proceso que durará años recuperar?  Ese fue el comienzo.

Cuando ya habíamos proclamado el socialismo y el pueblo había combatido en Playa Girón para defenderlo, el Presidente John F. Kennedy —al que ya hice referencia hace un instante— fue asesinado precisamente en el mismo momento, el mismo día en que el líder de la Revolución cubana Fidel Castro recibía un mensaje suyo —de John Kennedy— buscando iniciar el diálogo.

Después de la Alianza para el Progreso y de haber pagado varias veces la deuda externa sin evitar que esta se siga multiplicando, se nos impuso un neoliberalismo salvaje y globalizador, como expresión del imperialismo en esta época, que dejó una década perdida en la región.

“La propuesta entonces de una asociación hemisférica madura resultó el intento de imponernos el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), asociado al surgimiento de estas Cumbres, que hubiera destruido la economía, la soberanía y el destino común de nuestras naciones, si no se le hubiera hecho naufragar en el 2005, en Mar del Plata, bajo el liderazgo de los Presidentes Chávez, Kirchner y Lula. Un año antes, Chávez y Fidel habían he­­cho nacer la Alternativa Bolivariana, hoy Alianza Bolivariana Para los Pueblos de Nues­tra América.

Excelencias:

Hemos expresado —y le reitero ahora— al Presidente Barack Obama, nuestra disposición al diálogo respetuoso y a la convivencia civilizada entre ambos Estados dentro de nuestras profundas diferencias.

Aprecio como un paso positivo su reciente declaración de que decidirá rápidamente so­bre la presencia de Cuba en una lista de países patrocinadores del terrorismo en la que nunca debió estar —impuesta bajo el gobierno del presidente Reagan.

¡País terrorista nosotros!  Sí, hemos hecho algunos actos de solidaridad con otros pueblos, que pueden considerarse terroristas, cuando estábamos acorralados, arrinconados y hostigados hasta el infinito, solo había una alternativa: rendirse o luchar.  Ustedes saben cuál fue la que escogimos con el apoyo de nuestro pueblo. ¡¿Quién puede pensar que vamos a obligar a todo un pueblo a hacer el sacrificio que ha hecho el pueblo cubano para subsistir, para ayudar a otras naciones?!  (Aplausos). Pero “la dictadura de los Castro los obligó”, igual que los obligó a votar por el socialismo con el 97,5% de la población.

Reitero que aprecio como un paso positivo la reciente declaración del presidente Obama de que decidirá rápidamente sobre la presencia de Cuba en una lista de países patrocinadores del terrorismo en la que nunca debió estar, les decía, porque cuando esto se nos impuso resulta que los terroristas éramos los que poníamos los muertos —no tengo en la mente el dato exacto—, solo por terrorismo dentro de Cuba, y en algunos casos de diplomáticos cubanos en otras partes del mundo que fueron asesinados.  Me aportan el dato ahora mis compañeros:  en esa etapa tuvimos 3 478 muertos y 2 099 discapacitados de por vida; más otros muchos que fueron heridos.

Los terroristas eran los que ponían los muertos. ¿De dónde venía el terror entonces?  ¿Quié­nes lo provocaban?  Algunos de los que incluso han estado por Panamá en estos días, como el agente de la CIA Rodríguez, que fue el que asesinó al Che y se llevó sus manos cortadas para probar por sus huellas digitales, no sé en qué lugar, que se trataba del cadáver del Che, que después recuperamos por la gestión de un gobierno amigo en Bolivia. Pero, bueno, desde entonces somos terroristas.

Realmente pido disculpas, incluso, al presidente Obama y a otros presentes en esta actividad por expresarme así. Yo a él mismo le dije que a mí la pasión se me sale por los poros cuando de la Revolución se trata. Le pido disculpas porque el presidente Obama no tiene ninguna responsabilidad con nada de esto.  ¿Cuántos presidentes hemos tenido? Diez antes que él, todos tienen deuda con nosotros, menos el presidente Obama.

Después de decir tantas cosas duras de un sistema, es justo que le pida disculpas, porque yo soy de los que pienso —y así se lo he manifestado a unos cuantos jefes de Estado y de Gobierno que veo aquí, en reuniones privadas  que he tenido con ellos en mi país al recibirlos— que, según mi opinión, el presidente Obama es un hombre honesto. Me he leído algo de su biografía en los dos libros que han aparecido, no completos, eso lo haré con más calma. Admiro su origen humilde, y pienso que su forma de ser obedece a ese origen humilde (Aplausos prolongados).

Estas palabras las medité mucho para decirlas, incluso las tuve escritas y las quité; las volví a poner y las volví a quitar, y, al final, las dije, y estoy satisfecho.

Hasta hoy, el bloqueo económico, comercial y financiero se aplica en toda su intensidad contra la isla, provoca daños y carencias al pueblo y es el obstáculo esencial al desarrollo de nuestra economía. Constituye una violación del Derecho Internacional y su alcance extraterritorial afecta los intereses de todos los Estados.

No es casual el voto casi unánime, menos el de Israel y el propio Estados Unidos, en la ONU durante tantos años seguidos.  Y mientras exista el bloqueo, que no es responsabilidad del Pre­sidente, y que por acuerdos y leyes posteriores se codificó con una ley en el Con­greso que el Presidente no puede modificar, hay que seguir luchando y apoyando al presidente Obama en sus intenciones de liquidar el bloqueo (Aplausos).

Una cuestión es establecer relaciones diplomáticas y otra cuestión es el bloqueo.  Por eso les pido a todos, y la vida nos obliga además, a seguir apoyando esa lucha contra el bloqueo.

Excelencias:

Hemos expresado públicamente al Pre­si­dente Obama, quien también nació bajo la política del bloqueo a Cuba,  nuestro reconocimiento por su valiente decisión de involucrarse en un debate con el Congreso de su país para ponerle fin.

Este y otros elementos deberán ser resueltos en el proceso hacia la futura normalización de las relaciones bilaterales.

Por nuestra parte, continuaremos enfrascados en el proceso de actualización del modelo económico cubano con el objetivo de perfeccionar nuestro socialismo, avanzar hacia el desarrollo y consolidar los logros de una Revolución que se ha propuesto “conquistar toda la justicia” para nuestro pueblo.  Lo que haremos está en un programa desde el año 2011, aprobado en el Congreso del Partido.  En el próximo Congreso, que es el año que viene, lo ampliaremos, revisaremos lo que hemos hecho y lo mucho que nos falta todavía para cumplir el reto.

Estimados colegas:

Debo advertirles que voy por la mitad, si quieren corto y si les interesa continúo.  Voy a acelerar un poco (Risas).

Venezuela no es ni puede ser una amenaza a la seguridad nacional de una superpotencia como Estados Unidos (Aplausos).  Es positivo que el Presidente norteamericano lo haya reconocido.

Debo reafirmar todo nuestro apoyo, de ma­nera resuelta y leal, a la hermana Re­pú­blica Bolivariana de Venezuela, al gobierno legítimo y a la unión cívico-militar que encabeza el Presidente Nicolás Maduro, al pueblo bolivariano y chavista que lucha por seguir su propio camino y enfrenta intentos de desestabilización y sanciones unilaterales que reclamamos sean levantadas, que la Or­den Eje­cutiva sea derogada, aunque es difícil por la ley, lo que sería apreciado por nuestra Co­munidad como una contribución al diálogo y al entendimiento hemisférico.

Nosotros conocemos.  Creo que puedo ser de los que estamos aquí reunidos uno de los pocos que mejor conoce el proceso de Ve­nezuela, no es porque estemos allí ni estemos influyendo allí y ellos nos cuenten todas las cosas a nosotros, lo sabemos porque están pasando por el mismo camino por el que pasamos nosotros y están sufriendo las mismas agresiones que sufrimos nosotros, o una parte de ellas.

Mantendremos nuestro aliento a los esfuerzos  de la República Argentina para recuperar las islas Malvinas, las Georgias del Sur y las Sandwich del Sur, y continuaremos respaldando su legítima lucha en defensa de la soberanía financiera.

Seguiremos apoyando las acciones de la República del Ecuador frente a las empresas transnacionales que provocan daños ecológicos a su territorio y pretenden imponerle condiciones abusivas.

Deseo reconocer la contribución de Brasil, y de la Presidenta Dilma Rousseff, al fortalecimiento de la integración regional y al desarrollo de políticas sociales que trajeron avances y beneficios a amplios sectores populares, las cuales, dentro de la ofensiva contra diversos gobiernos de izquierda de la región, se pretende revertir.
Será invariable nuestro apoyo al pueblo latinoamericano y caribeño de Puerto Rico en su empeño por alcanzar la autodeterminación e independencia, como ha dictaminado decenas de veces el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas.

También continuaremos nuestra contribución al proceso de paz en Colombia hasta su feliz conclusión.

Debiéramos todos multiplicar la ayuda a Haití, no sólo mediante asistencia humanitaria, sino con recursos que le permitan su de-sarrollo, y apoyar que los países del Caribe reciban un trato justo y diferenciado en sus relaciones económicas, y reparaciones por los daños provocados por la esclavitud y el colonialismo.

Vivimos bajo la amenaza de enormes arsenales nucleares que debieran eliminarse y del cambio climático que nos deja sin tiempo.  Se incrementan las amenazas a la paz y proliferan los conflictos.

Como expresó entonces el Presidente Fidel Castro, “las causas fundamentales están en la pobreza y el subdesarrollo, y en la desigual distribución de las riquezas y los conocimientos que imperan en el mundo. No puede olvidarse que el subdesarrollo y la pobreza actuales son consecuencia de la conquista, la colonización, la esclavización y el saqueo de la mayor parte de la Tierra por las potencias coloniales, el surgimiento del imperialismo y las guerras sangrientas por nuevos repartos del mundo. La humanidad debe tomar conciencia de lo que hemos sido y de lo que no podemos seguir siendo. Hoy” —continuaba Fidel— “nuestra especie ha adquirido conocimientos, valores éticos y recursos científicos suficientes para marchar hacia una etapa histórica de verdadera justicia y humanismo. Nada de lo que existe hoy en el orden económico y político sirve a los intereses de la hu­manidad. No puede sostenerse. Hay que cam­­­­biarlo”, concluyó Fidel.

Cuba seguirá defendiendo las ideas por las que nuestro pueblo ha asumido los mayores sacrificios y riesgos y luchado, junto a los pobres, los enfermos sin atención médica, los desempleados, los niños y niñas abandonados a su suerte u obligados a trabajar o a prostituirse, los hambrientos, los discriminados, los oprimidos y los explotados que constituyen la inmensa mayoría de la población mundial.

La especulación financiera, los privilegios de Bretton Woods y la remoción unilateral de la convertibilidad en oro del dólar son cada vez más asfixiantes.  Requerimos un sistema financiero transparente y equitativo.

No puede aceptarse que menos de una decena de emporios, principalmente norteamericanos —cuatro o cinco de siete u ocho—, determinen lo que se lee, ve o escucha en el planeta.  Internet debe tener una gobernanza internacional, democrática y participativa, en especial en la generación de contenidos.  Es inaceptable la militarización del ciberespacio y el empleo encubierto e ilegal de sistemas informáticos para agredir a otros Estados.  No dejaremos que se nos deslumbre ni colonice otra vez. Sobre la Internet que es un invento fabuloso, de los mayores en los últimos años, bien pudiéramos decir, recordando el ejemplo de la lengua en la fábula de Esopo, que Internet sirve para lo mejor y es muy útil, pero a su vez, también sirve para lo peor.

Señor Presidente:

Las relaciones hemisféricas, en mi opinión, han de cambiar profundamente, en particular en los ámbitos político, económico y cultural; para que, basadas en el Derecho In­ternacional y en el ejercicio de la autodeterminación y la igualdad soberana, se centren en el desarrollo de vínculos mutuamente provechosos y en la cooperación para servir a los intereses de todas nuestras naciones y a los objetivos que se proclaman.

La aprobación, en enero del 2014, en la Segunda Cumbre de la CELAC, en La Ha­ba­na, de la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz, constituyó un trascendente aporte en ese propósito, marcado por la unidad latinoamericana y caribeña en su diversidad.

Lo demuestra el hecho de que avanzamos hacia procesos de integración genuinamente latinoamericanos y caribeños a través de la CELAC, UNASUR,  CARICOM, MERCOSUR, ALBA-TCP, el SICA y la Asociación de Estados del Caribe, que subrayan la creciente conciencia sobre la necesidad de unirnos para garantizar nuestro desarrollo.
Dicha Proclama nos compromete a que “las diferencias entre las naciones se resuelvan de forma pacífica, por la vía del diálogo y la negociación u otras formas de solución, y en plena consonancia con el Derecho In­ternacional”.

Vivir en paz, cooperando unos con otros para enfrentar los retos y solucionar los problemas que, en fin de cuentas, nos afectan y afectarán a todos, es hoy una necesidad im­periosa.

Debe respetarse, como reza la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por todos los Jefes de Estado y de Gobierno de NUESTRA AMÉRICA, “el de­recho inalienable de todo Estado a elegir su sistema político, económico, social y cultural, como condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones”.

Con ella, nos comprometimos a cumplir nuestra “obligación de no intervenir directa o indirectamente, en los asuntos internos de cualquier otro Estado y observar los principios de soberanía nacional, igualdad de derechos y la libre determinación de los pueblos”, y a respetar “los principios y normas del Derecho Internacional (…) y los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas”.

Ese histórico documento insta “a todos los Es­tados miembros de la Comunidad Internacional a respetar plenamente esta declaración en sus relaciones con los Estados miembros de la CELAC”.

Tenemos ahora la oportunidad para que to­dos los que estamos aquí aprendamos, como también expresa la Proclama, a “practicar la tolerancia y convivir en paz como buenos vecinos”.

Existen discrepancias sustanciales, sí, pero también puntos en común en los que podemos cooperar para que sea posible vivir en este mundo lleno de amenazas a la paz y a la supervivencia humana.

¿Qué impide, a nivel hemisférico —como ya se refirieron algunos de los presidentes que me precedieron en el uso de la palabra—, cooperar para enfrentar el cambio climático?

¿Por qué no podemos los países de las dos Américas, la del Norte y la del Sur, luchar juntos contra el terrorismo, el narcotráfico o el crimen organizado, sin posiciones sesgadas políticamente?

¿Por qué no buscar, de conjunto, los recursos necesarios para dotar al hemisferio de escuelas, hospitales —aunque no sean lujosos, un hospitalito modesto, en aquellos lugares donde la gente muere porque no hay un médico—, proporcionar empleo, avanzar en la erradicación de la pobreza?

¿No se podría disminuir la inequidad en la distribución de la riqueza, reducir la mortalidad infantil, eliminar el hambre, erradicar las enfermedades prevenibles y acabar con el analfabetismo?

El pasado año, establecimos cooperación hemisférica en el enfrentamiento y prevención del ébola y los países de las dos Américas trabajamos mancomunadamente, lo que de­be servirnos de acicate para empeños mayores.

Cuba, país pequeño y desprovisto de recursos naturales, que se ha desenvuelto en un contexto sumamente hostil, ha podido alcanzar la plena participación de sus ciudadanos en la vida política y social de la nación; una cobertura de educación y salud universales, de forma gratuita; un sistema de seguridad social que garantiza que ningún cubano quede desamparado; significativos progresos hacia la igualdad de oportunidades y en el enfrentamiento a toda forma de discriminación; el pleno ejercicio de los derechos de la niñez y de la mujer; el acceso al deporte y la cultura; el derecho a la vida y a la seguridad ciudadana.

Pese a carencias y dificultades, seguimos la divisa de compartir lo que tenemos. En la actualidad 65 000 cooperantes cubanos laboran en 89 países, sobre todo en las esferas de  medicina y educación. Se han graduado en nuestra isla 68 000 profesionales y técnicos, de ellos, 30 000 de la salud, de 157 países.

Si con muy escasos recursos, Cuba ha podido, ¿qué no podría hacer el hemisferio con la voluntad política de aunar esfuerzos para con­­tribuir con los países más necesitados?
Gracias a Fidel y al heroico pueblo cubano, hemos venido a esta Cumbre, a cumplir el mandato de Martí con la libertad conquistada con nuestras propias manos, “orgullosos de nuestra América, para servirla y honrarla… con la determinación y la capacidad de contribuir a que se la estime por sus méritos, y se la respete por sus sacrificios”, como señaló Martí.

Señor Presidente:

Perdón, y a todos ustedes, por el tiempo ocupado.

Muchas gracias a todos (Aplausos).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lea la Declaración Final de la Cumbre de los Pueblos

2015.04.12 – 16:29:50 / web@radiorebelde.icrt.cu

Declaración Final de la Cumbre de Los Pueblos.

Nosotros, los Pueblos de Nuestra América, convocados en la Cumbre de los Pueblos, Sindical y de los Movimientos Sociales reunidos en la Universidad de Panamá entre los días 9, 10 y 11 de 2015, con más de 3,500 delegados/as representando a centenares de nuestras organizaciones obreras, sindicales, campesinas, pueblos originarios, estudiantiles, de mujeres, sociales y del movimiento popular.

En el marco de un debate unitario, fraterno y solidario, los participantes en conferencias y en las 15 mesas de trabajo de la Cumbre de Los Pueblos

DECLARAMOS:

Nosotros, los Pueblos de Nuestra América, expresamos nuestro firme respaldo a la Proclamación de América Latina y el Caribe como Zona de Paz y libre de colonialismo, tal como fue acordado por unanimidad por todos los Gobiernos de Nuestra América en Enero de 2014 por la Segunda Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

En tal sentido, rechazamos el acoso militar, agresiones y amenazas de toda índole que despliega Estados Unidos y sus aliados estratégicos contra nuestra Región a través de Bases Militares, Sitios de Operaciones e instalaciones similares, que sólo en los últimos 4 años han pasado de 21 a 76 en Nuestra América, 12 de ellas en Panamá y exigimos la derogación del pacto de Neutralidad, que permite la intervención militar norteamericana a la República de Panamá.

Iraq, Afganistán, Somalia, Palestina, Mali, República Centroafricana, Siria, Ucrania, Nigeria, Pakistán, Congo, Mauritania, Libia, y Yemen son sólo algunas de las más recientes intervenciones militares norteamericanas con su secuela de muerte y desolación. No queremos dicha situación en Nuestra América.

Así, apoyamos las Declaraciones de la Secretaría General de UNASUR que solicita la exclusión de todas las bases militares en nuestra Región de Paz y la afirmación de que ningún país tiene derecho a juzgar la conducta de otro ni muchísimo menos a imponerle sanciones o castigos por cuenta propia.

Nosotros, los Pueblos de América, respaldamos al pueblo cubano y su Revolución, saludamos el regreso a casa de los cinco héroes cubanos, producto de la solidaridad internacional y de la lucha incansable de su pueblo. Exigimos, junto con todos los pueblos del Mundo, el levantamiento inmediato e incondicional del bloqueo genocida contra la República de Cuba por parte del Gobierno de los Estados Unidos y el cierre inmediato de la base militar de Guantánamo, sin más condición que la del respeto a las Leyes Internacionales y a la Carta de las Naciones Unidas.

Nosotros, los Pueblos de América, expresamos, nuestro apoyo incondicional e irrestricto a la Revolución Bolivariana y al gobierno legítimo encabezado por el compañero Nicolás Maduro.

Por tanto rechazamos la injusta, injerencista e inmoral Orden Ejecutiva del Gobierno de los Estados Unidos que ha pretendido señalar a la República Bolivariana de Venezuela como una amenaza a su seguridad nacional y que ya ha merecido el rechazo unánime de todos los países de Nuestra América.

Nosotros, los Pueblos de América, reafirmamos que Puerto Rico es una Nación Latinoamericana y Caribeña, con su propia e inconfundible identidad e historia, cuyos derechos a la Independencia y la Soberanía son violados por una tutela colonial impuesta hace más de un siglo de forma arbitraria por parte del imperialismo Norteamericano, por esa lucha histórica por lograr la soberanía y autodeterminación de Puerto Rico, muchos y entre ellos purgan cárceles como Oscar López Rivera, del cual exigimos su inmediata libertad.

Nosotros, los Pueblos de América, reiteramos nuestro apoyo solidario y esperanzado a los Diálogos por la Paz en Colombia, que se realizan entre el Gobierno de Colombia y las FARC-EP, solicitamos la apertura de una mesa similar con el ELN con el fin de transitar en la construcción de un proceso de paz firme y duradera con Justicia Social. Saludamos las gestiones realizadas por distintos gobiernos para facilitar el éxito de este proceso.

Nosotros, los Pueblos de América, reiteramos nuestro apoyo permanente e incondicional a la República Argentina en sus gestiones para la recuperación de las Islas Malvinas,

asimismo, nuestro respaldo al Estado Plurinacional de Bolivia en su justa y postergada aspiración de una salida propia al Mar. Reclamamos el inmediato retiro de las tropas de ocupación en Haití, acción que permitirá su autodeterminación. Exigimos al gobierno de México la presentación con vida de los 43 estudiantes normalistas desaparecidos forzosamente en Ayotzinapa.

Nosotros, los Pueblos de América, manifestamos la necesidad imperiosa de la construcción y profundización de una sociedad nueva, con justicia social y con equidad de género, con la participación activa de los jóvenes y de los diferentes actores sociales, con la solidaridad como un principio fundamental para el desarrollo integral y soberano de nuestros pueblos. Hoy existen en Nuestra América algunos lacayos del imperialismo que intentan sostener e imponer al modelo neoliberal como la solución a los problemas y necesidades de nuestros pueblos, modelo que ha demostrado ser el más eficaz instrumento para profundizar la pobreza, la miseria, la desigualdad, la exclusión y la más injusta distribución de la riqueza que se conoce.

Ante esta situación manifestamos y convocamos a luchar y defender nuestros recursos naturales, la biodiversidad, la soberanía alimentaria, nuestros bienes comunes, la madre tierra y la defensa de los derechos ancestrales de los pueblos originarios y las conquistas y derechos sociales. La lucha por el empleo, el trabajo y salario digno, la seguridad social, las pensiones, la negociación colectiva, la sindicalización, el derecho de huelga, la libertad sindical, salud ocupacional, los derechos económicos y sociales, el respeto a los migrantes y afro descendientes, la erradicación del trabajo infantil y esclavo, justicia con equidad de género.

Todo esto es y será posible si trabajamos en unidad y con el objetivo de construir correlación de fuerzas que permita sustituir del poder al bloque dominante por uno social y político que defienda los intereses de nuestros pueblos.

A 10 años de la derrota del ALCA reafirmamos nuestra lucha contra las nuevas formas de tratados de libre comercio TLC, TPC, TISA, la Alianza del Pacífico. Así también seguimos sosteniendo que la deuda externa de nuestros países es incobrable e impagable por ilegítima e inmoral.

Nosotros, los Pueblos de América, saludamos los procesos de integración en que priman la autodeterminación y la soberanía de nuestros pueblos, procesos como ALBA y la CELAC, procesos que han fortalecido la unidad latinoamericana. Creemos necesario complementar estos procesos con la participación de organizaciones sociales, sindicales, populares, para fomentar aún más una integración desde y para los pueblos.

11 de abril de 2015

Ciudad de Panamá, Panamá

 

 

 

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